todos

2022-10-14 21:45:19 By : Mr. Kevin Fu

Aún no ha seleccionado ningún artículo. Puede consultar nuestro catálogo de publicaciones.

Elige qué contenidos quieres recibir.

Los 5 participantes de un ensayo clínico, que no respondían a las terapias habituales, dejaron de sufrir daños por esta enfermedad autoinmunitaria.

Las células CAR-T pueden diseñarse para atacar a células específicas, como células cancerosas o linfocitos que atacan al propio cuerpo. [iStockphoto/Peddalanka Ramesh Babu]

El lupus eritematoso sistémico es una enfermedad autoinmunitaria en la que las propias células defensivas atacan a diversos tejidos sanos del cuerpo humano, como la piel, los riñones, las articulaciones, el corazón, los pulmones o el sistema nervioso. En concreto, un grupo de linfocitos B produce anticuerpos contra diferentes moléculas presentes en el organismo. El lupus es una de las dolencias autoinmunitarias más frecuentes y sus manifestaciones clínicas son muy variadas: se estima que más de 100.000 personas la sufren en España, con una prevalencia de 210 casos por 100.000 habitantes. Entre el 70 y el 90 por ciento de los pacientes con lupus son mujeres, que empiezan a sufrir esta enfermedad cuando son jóvenes.

Los tratamientos actuales contra el lupus no son curativos, sino que se administran para atenuar o controlar la respuesta autoinmunitaria. Los fármacos usados para tal fin son los antiinflamatorios, los inmunosupresores, los antipalúdicos, los glucocorticoides y las terapias biológicas. La gran mayoría de los afectados por dicha dolencia pueden mantenerla bajo control gracias a estos medicamentos. Sin embargo, una minoría no responde a ellos y la enfermedad puede progresar provocando graves daños en diferentes tejidos y órganos.

En los últimos años, múltiples grupos de científicos han estado investigando el potencial de los linfocitos T-CAR (linfocitos T provistos de receptores quiméricos de antígenos) contra las enfermedades autoinmunitarias. Estas células, modificadas genéticamente en el laboratorio, se han usado con gran éxito en la clínica para curar leucemias y linfomas graves que no respondían al tratamiento de costumbre. La gran ventaja de esta terapia es que permite atacar a células específicas, dañinas para el organismo, que presentan una determinada molécula. Ahora, investigadores alemanes muestran resultados muy prometedores, jamás alcanzados por ningún otro tratamiento, de la terapia de linfocitos T-CAR contra el lupus en la revista Nature Medicine. 

El estudio consiste en un ensayo clínico con solo cinco pacientes (4 mujeres y un hombre, de entre 18 y 24 años) que sufrían lupus eritematoso sistémico activo que no respondía a ninguno de los tratamientos habituales. Debido a ello, estas personas sufrían importantes daños en los tejidos de los pulmones, el corazón, los riñones y las articulaciones. 

Los investigadores extrajeron de los pacientes linfocitos T para modificarlos genéticamente y multiplicarlos en el laboratorio (hasta una dosis de 1 millón de células por kilogramo de peso del paciente). En concreto, se modificaron con vectores víricos a las células para que expresasen anticuerpos anti-CD19. El objetivo era que los linfocitos T creados por ingeniería genética atacasen a los linfocitos B maduros de los pacientes que expresan en su superficie la proteína CD-19 y evitar así la producción de autoanticuerpos. Tras estos pasos, y tras eliminar previamente los linfocitos de los pacientes con inmunosupresores y una quimioterapia usada contra el cáncer de la sangre, se realizó la infusión de las células modificadas, que lograron multiplicarse en el cuerpo de los sujetos.

Se evaluó la salud de los pacientes durante un tiempo de entre 3 y 17 meses tras la infusión de los linfocitos T-CAR. Todos ellos experimentaron una remisión casi completa de la enfermedad. Los daños que les ocasionaba el lupus (como la afectación de las articulaciones, de las válvulas cardíacas o de los pulmones, o la fatiga) mejoraron de forma notable o cesaron del todo. 

Por otra parte, los autoanticuerpos anti-ADN de doble cadena, un indicador de actividad del lupus, disminuyeron hasta hacerse indetectables. Los niveles de otros autoanticuerpos, como los anti-La/SSB o anti-Sm, descendieron de forma drástica y el del complemento (un marcador de la respuesta inmunitaria) se normalizó. Todo ello, sin que los participantes recibieran los tratamientos estándar. Por otro lado, los efectos secundarios registrados fueron leves.

Aunque las esperanzas que despierta este estudio son grandes, la cautela sigue siendo necesaria. Todavía es pronto para poder hablar de curación completa en los participantes que sufrían lupus, pues tan solo se realizó un seguimiento máximo de 17 meses tras la administración intravenosa de los linfocitos T-CAR. Se necesita más tiempo para confirmar si su eficacia a largo plazo se mantiene y asegurarse de que la respuesta autoinmunitaria no reaparece y, con ella, la enfermedad. 

Por otro lado, el pequeño número de pacientes tratados impide conocer en profundidad diferentes facetas de esta terapia, como su eficacia y seguridad. Además, es probable que existan determinadas personas que no respondan a los linfocitos T-CAR, algo que ya se ha observado en pacientes con cáncer. Por tanto, serán necesarios ensayos clínicos de mayor tamaño para evaluar correctamente dicho tratamiento y, en caso de confirmarse su beneficio, autorizar su uso en la práctica clínica.

Referencia: «Anti-CD19 CAR T cell therapy for refractory systemic lupus erythematosus»; Andreas Mackensen et al. en Nature Medicine, publicado en línea, 15 de septiembre de 2022.

También te puede interesar

Elige qué contenidos quieres recibir.

Responsable: Prensa Científica, S.A. Finalidad: enviarle por correo electrónico los boletines que haya solicitado recibir. Derechos: tiene derecho a acceder, rectificar y suprimir sus datos, así como a otros derechos, como se explica en la información adicional y detallada que puede consultar en nuestra Política de Privacidad.