Parece una enfermedad olvidada, pero la encefalitis sigue causando anualmente en España más de 1.200 casos -unos 20 en Salamanca-... de los que se diagnostican bien. “Hay muchos casos que se pueden confundir con una gripe porque los síntomas son fiebre y dolor de cabeza y se resuelven espontáneamente”, apunta el neurólogo del Hospital de Salamanca. Guilherme Carvalho.

El problema, aclara, es que detrás de esa fiebre y ese dolor de cabeza hay algo muchísimo más grave. “La encefalitis es una inflamación del cerebro”, explica, y las consecuencias de que el cerebro se hinche pueden ser extremadamente graves: “La letalidad de la enfermedad va del 5% al 20% y una de cada cinco personas acabará con secuelas”. Consecuencias tan graves como “deterioro cognitivo, pérdida de fuerza, alternación del lenguaje, pérdida de capacidad intelectual, incapacidad para trabajar, etc.”.

Según la Sociedad Española de Neurología, casi el 60% de los casos no obtienen un diagnóstico preciso debido a esa facilidad para confundirse con otros problemas menos alarmantes.

El doctor Carvalho explica que hay varias causas que pueden ocasionar una encefalitis. “La más común es una infección viral, pero hay muchos virus que la pueden ocasionar. Es muy frecuente el virus del herpes -seguido del virus varicela zoster-, pero hace dos años hubo una epidemia en Andalucía del virus del Nilo, que lo transmitía la picadura de un mosquito, y fue subiendo hacia Extremadura y Castilla y León. En Salamanca no se ha registrado ningún caso, pero habrá que estar alerta”.

Otras causas de encefalitis pueden ser las bacterias o, incluso, una enfermedad autoinmune ocasionada por el propio organismo: la encefalitis por anticuerpos anti-NMDAr. “En cualquier caso es importante un diagnóstico rápido para dar el tratamiento oportuno. Si es vírica, por lo general, se soluciona sola, aunque existen algunos antivirales para virus específicos. En lo que más se ha avanzado recientemente es en el tratamiento de las encefalitis autoinmunes con tratamientos inmunomoduladores”, destacan.

Los síntomas que invitan a no confiarse y estar en alerta son “las complicaciones en el habla, las alteraciones motoras y una disminución del nivel de consciencia (estupor o somnolencia). Ante cualquier sospecha habría que acudir a Urgencias para ser atendidos lo antes posible”.

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